La principal diferencia reside en la funcionalidad y la configuración. Los TPV portátiles, al ser compactos, permiten a los comercios aceptar pagos con tarjeta sin necesidad de una conexión fija al mostrador ni dispositivos adicionales. Por el contrario, los TPV de mostrador se colocan en un punto de venta fijo, lo que garantiza una opción estable y segura para el procesamiento de las transacciones.
Mientras que los TPV portátiles ofrecen flexibilidad, movilidad y una opción económica, los costes de los TPV fijos pueden incluir gastos adicionales de instalación y mantenimiento.
Ambos tipos de TPV están equipados para aceptar tarjetas de débito, proporcionando a las empresas opciones versátiles para satisfacer las diversas preferencias de los clientes y las necesidades del tipo de transacción.